¿Quién hubiera creído, hace sólo unos años, que Béziers existe desde hace casi 2.646 años? En un momento en que la tecnología digital facilita y acelera los intercambios, parece que incluso nuestros amigos los griegos, sin smartphones ni aviones, y a más de 3.000 kilómetros de nosotros (por tierra), llegaron aquí para instalarse durante varios siglos…

Las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo entre 1985 y 1986 bajo la plaza de la Madeleine descubrieron indicios de la presencia de griegos en el lugar hacia el año 600 a.C. (fecha potencialmente idéntica a la fundación de la ciudad focense de Marsella, más o menos unos años). En aquel momento, sin embargo, los hallazgos eran demasiado escasos para justificar la instalación de una ciudad entera.

Gracias a una serie de excavaciones y pozos de sondeo, los arqueólogos han podido demostrar con certeza la existencia de una ciudad, no focea sino «dórica» (una de las cuatro grandes etnias griegas de la época) conocida hasta ahora como «Béziers I«, y más recientemente con su nombre real: Rhòde.

Sí, Béziers fue de hecho nuestra «Ródano occidental», fundada muy probablemente por los habitantes de la isla griega del mismo nombre. Los numerosos intercambios facilitados por la cuenca mediterránea pueden justificar este nombre, que parece vincular históricamente a las dos ciudades.

El análisis preciso de estos últimos descubrimientos y la fecha exacta de 625 a.C. convertirían a Béziers en la ciudad más antigua de Francia.

En efecto, es tras la lectura de la fascinante obra de Elián Gómez (Departamento de Arqueología de Béziers) y Daniela Ugolini (arqueóloga y miembro del CNRS) titulada «Sobre los caminos del Béziers griego» (que se encuentra en Editions du Chameau Malin en Béziers) que conocemos el verdadero nombre de Béziers en el siglo VII a.C.


También aprendemos que la «Ródano de Béziers», como la llaman los dos autores, era un lugar importante para el comercio -debido a su posición geográfica-, pero también para la producción de cerámica y alfarería (se han encontrado muchas junto a hornos utilizados para cocerlas). Además de estos elementos, se observó todo un trazado urbano, con viviendas particulares (casas), comercios, vías de circulación estructuradas, fortificaciones, etc.


¿Por qué?

CBéziers tiene mucho que ofrecer

una ciudad y protegerla de los ataques. La colina Saint-Jacques, donde se encontraron fortificaciones, podría haber sido un puesto de vigilancia de la ciudad; en cuanto a la ciudad en sí, fue construida sobre la colina de Saint-Nazaire, que actúa como promontorio natural. Entre estas dos colinas (actual calle des Canterelles) pasaba la Vía Hérakléenne, que más tarde se convertiría en la Vía Domiciana bajo los romanos.

La segunda, por su proximidad al río Orbe, que posibilitaba la navegación interior o marítima, pero también el desarrollo de la agricultura y la viticultura.

Esta primavera se realizaron nuevas excavaciones arqueológicas, posibles gracias al proyecto Acrópolis. Quién sabe, puede que pronto tengamos nuevos descubrimientos que hacer, que a su vez revolucionarán nuestro conocimiento histórico de la ciudad.

Estén atentos y, mientras tanto, ¡espero que disfruten de la lectura!

Monique

Como un gato, ha tenido varias vidas aquí y allá, ha vivido historias y momentos de la historia. Pero siempre, en las miradas, las sonrisas, las palabras, como en los libros y archivos de los países, territorios y ciudades por los que ha viajado, ha intentado captar la "médula sustantiva" (querida por Rabelais) de los lugares y las personas. Y le encanta contar estas historias, grandes y pequeñas...